Dentro del Año Jubilar “Peregrinos de la Esperanza” y el trienio por el 50 aniversario de la diócesis de Barahona, fueron ordenados los diáconos permanentes: Saturnino Herasme Herasme, Gilmer Bertulio Heredia Terrero, Salvador Acosta Betances, Selim Terrero Matos, Héctor Matos Cuevas y Manfrid Ramón Ogando Cuevas; por la imposición de manos y plegaria de ordenación de su Excelencia Reverendísima, Monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas, Obispo de Barahona. El pasado sábado 1 de noviembre, en la catedral Nuestra Señora del Rosario, en Barahona.
A la ordenación diaconal asistieron sacerdotes, religiosos, hermanas consagradas y laicos de las distintas parroquias que peregrinan en la región Enriquillo. La misma que fue transmitida por la emisora diocesana radio Enriquillo 93.7 FM y su red social de Facebook.
Monseñor Andrés, en la homilía dirigida a los diáconos y a todo el pueblo de Dios, expresó lo siguiente: “El Señor les recuerda, como a los siete varones elegidos en los Hechos de los Apóstoles, que la vocación no nace de una aspiración humana, sino de una llamada divina al servicio. Así es como los primeros diáconos que nacieron llenos de fe y del Espíritu Santo, llamados a servir en las mesas, a atender a los pobres, a cuidar la comunión. Debido al aumento de los discípulos, según cuenta la palabra en Hechos 6,1.
Agregó que los diáconos son herederos de aquella decisión apostólica. No llamados a un rango, sino a una diakonia, a un servicio concreto y visible. La Iglesia no lo ordena para ocupar un lugar de honor, sino para ponerse de rodillas ante las necesidades del pueblo de Dios. El diácono es el vínculo entre el altar y la calle, entre la liturgia y la vida, entre el culto y la justicia. Ya que si se sale, si camina, si se deja tocar por las heridas del pueblo, entonces su servicio florece, y la Iglesia se renueva.
El prelado católico también expresó que el Evangelio de las Bienaventuranzas (Mt 5,1-12) es el retrato espiritual del discípulo y, de modo especial, el diácono, quien está llamado a encarnar las Bienaventuranzas como estilo de vida y programa pastoral.
El lema elegido por los diáconos es «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir» Mt 20,28.
En nombre de los ordenados habló el diácono Gilmer Bertulio Heredia Terrero, quien, con el corazón lleno de alegría y gratitud, dio gracias al Dios de la vida, que lo ha llamado, sostenido y guiado hasta el momento de su ordenación diaconal.
También expresaron su profundo y sincero agradecimiento a Excelencia Reverendísima monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas, obispo de la diócesis de Barahona, por su confianza, guía pastoral y haberle impuesto las manos en nombre de la Iglesia. Su ejemplo de entrega de cercanías es para nosotros un estímulo constante en el camino del servicio. Gracias por su iluminación y sabias enseñanzas, agregó el diácono en nombre de los demás diáconos.
Además, agradecieron al director de la escuela de diácono, Rvdo. Padre Nico Saint Louis, y en él a todos los sacerdotes y diáconos que los han acompañado y formado con su consejo y amistad.
Finalizó dando gracias a los presentes por sus oraciones y cercanías, ya que el ministerio no es solo de ellos, es de toda la Iglesia, y por ende quieren vivirlo con un corazón disponible, humilde y generoso como servidores del Evangelio y de los más necesitados.
