Por: Still Pérez
Durante la inauguración del Campeonato Centroamericano y del Caribe de Ajedrez 2025 en Punta Cana, vi a Modesto Peña Cuello hacer el movimiento de honor frente a un alto directivo de la FIDE.
Y no pude evitar recordar que aprendí ajedrez gracias a él.
Modesto, ingeniero agrónomo y abogado, presidente de la Asociación de Ajedrez de Barahona (AAB), lleva más de cuarenta años entregado a este juego, incluso después de que una dura enfermedad el síndrome de Guillain-Barré lo postrara durante varios años.
Yo lo conocí en esa etapa: sentado en su silla de ruedas, pantalones cortos, sin camisa, la mirada fija en el tablero y el pecho erizado. Con paciencia infinita me enseñó no solo las reglas del ajedrez, sino también el respeto, la disciplina y la motivación para seguir estudiando.
Modesto fue un refuerzo de lo que hicieron mis padres, y mis tíos Ney y Nenena.
Más tarde fundamos juntos el Club de Ajedrez Modesto Peña, junto a Hendry Matos, Jonathan Pérez y Larinson Brito. De ese esfuerzo nació una generación de campeones locales y nacionales integrada por Still Pérez, Raymundo Pérez, René Féliz, Yassel Cuevas, Carlos Mediavilla, Raziel Féliz, Richard Alcántara, Gleyder Trinidad, los hermanos Wilkin y Desirée Cabrera, Yocari Peña y Yoelina Herasme.
Verlo hoy, con la misma pasión de siempre, me recuerda que el verdadero maestro no deja de enseñar, ni siquiera desde la adversidad.